Toda empresa que aspire a ser viable necesita hacer un análisis del punto de equilibrio. Se trata del momento en el que los ingresos por ventas permitirán cubrir todos los gastos y además reportar beneficios.
Es el momento en el que la empresa empieza a ser rentable y, por tanto, es autónoma, no depende ya de los mecanismos de financiación que se han utilizado para crear la empresa, como el propio patrimonio o la concesión de préstamos.
Lo ideal es tratar de alcanzar el punto de equilibrio lo antes posible, en el plazo de 6 meses a 3 años.